Hice lo mejor que pude
Debemos tratar de seguir nuestra vocación, nuestro proyecto de amor.
Pero nunca podemos considerarnos sentados en la terminal, ya llegados.
Siempre y cada vez se vuelve a viajar.
Debemos tener humildad, conciencia de haber aceptado la invitación del Señor,
caminar, y luego presentar lo que se construyó para poder decir:
sí, hice lo mejor que pude
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