EL PERFIL DE 3P
“Audaz testigo del Evangelio” lo ha definido Juan Pablo II durante la visita en Sicilia, a Catania y a Siracusa, en el mes de Noviembre de 1994.
Padre Pino Puglisi, por la diocesis de Palermo es hoy un punto de referencia por quien quiere reconstruir un camino de vida ejemplar como carisma profético y fecundas capacidades educativas.
Los testigos, ademàs, en el griego antiguo son los “màrtyres” y la oferta de la vida, el martirio, sanciona en la historia terrenal de padre Pino, la encarnaciòn de los valores cristianos en una realidad como aquella de Brancaccio, simbol de las muchas periferias sicilianas dònde la voz de la Iglesia es a menudo la ùnica a confortar y promover el rescate de los ùltimos, con el coraje de la denuncia.
Por ese motivo el dìa de la muerte de padre Puglisi no es una derrota sino el momento del encuentro con el Cristo-vida, y este momento se ha vuelto, para la Iglesia de Palermo, dìa para la abertura del año diocesano, instante simbolico del «kayròs», tiempo de liberación y de salvación.
Padre Pino se sentìa en el íntimo de su vida espiritual de sacerdote persona «consagrada», sacramentalmente configurado a Cristo pastor de la Iglesia.
Desde el amor de Dios promanava el ansia de verdad y justicia social que lo hizo insoportable a los ojos de los bosses mafiosos a Palermo, tal como – leemos en el Libro de la Sabiduría – la acción del justo es un peso insostenible antes los ojos del pecador. «3P», como amaba hacerse llamar, ha sabido construirse esta valencia profética a travèz pilares sin tiempo: éstos son la Fe viva y cultivada en la meditación de la Palabra y en la puesta al día teológica, en la oraciòn personal y litúrgica, en la cotidiana celebración de la Eucarestia, y en la frecuencia al sacramento de la Penitencia.
Todo esto en la dimensión de una vida verdaderamente pobre: “La gasolina es mi «pan», nos decìa. El pan pudo faltar a su humilde mesa pero no la gasolina por su pequeño carrito, de modo que podìa estar siempre listo para acudir dónde una llamada o un presentimiento hizo necesaria su palabra.
En este artículo trataré de revivir quien fue padre Pino, analizando en particolar modo su método pedagógico, que he podido experimentar personalmente.
Al bachillerato Vittorio Emanuele II «3P» ha sido mi profesor de religión y de mi compañera de clase qué ahora es mi esposa. Nos ha acompañado en nuestro camino de fe y ha bendecido nuestras bodas. Cuando ha llegado a ser parroco de Brancaccio, en el mes octubre del 1990, lo hemos alcanzado y nos hemos empeñado con él en aquel barrio.
Despuès de la biografia pasaré al método y por fin intentaré delinear lo que estaba haciendo padre Puglisi a Brancaccio y el movente del homicidio.
Francesco Deliziosi
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